LOS 100 - Kass Morgan (Final alternativo)
CAPÍTULO 35 - Clarke
...
- ¿Estás pensando lo mismo que yo? - le preguntó Bellamy, y Clarke se volvió a mirarlo.
Mientras ella estaba absorta en la manzana, él se había puesto a medir la distancia entre los árboles utilizando las ramas caídas.
- Para ser sincera, no estaba pensando en nada más que en este alucinante sabor - reconoció Clarke.
Una sonrisa bailó en los labios de Bellamy, pero no se rio ni burló de ella. Siguió observando la posición de los árboles.
- Estos árboles no sobrevivieron al cataclismo, y tampoco crecieron al azar - señaló despacio, en un tono que delataba asombro y temor a partes iguales. Antes de que terminara de hablar, Clarke supo lo que iba a decir. El miedo le heló la sangre -. Alguien los plantó.

CAPÍTULO 36 - Wells
- ¿Mejor?
Wells se dió media vuelta para mirar a Asher, el chico arcadio, que señalaba el tronco que había estado cortando. el suelo estaba cubierto de virutas y trozos de madera descartados, pero aquel no tenía mala pinta.
- Ya lo creo - asintió Wells, que se arrodilló junto al tronco y pasó los dedos por las muescas -. Asegúrate de que todos tengan la misma profundidad. En caso contrario, los troncos no encajarán -. Cuando Wells volvía a levantarse, Graham se acercó. Transportaba un jirón de lona chamuscada al montón de suministros rescatados. Welss se irguió preparado para recibir una burla o una indirecta, pero Graham siguió mirando al frente y pasó junto a él sin decir ni pío.
- ¡Wells! - una chica de Walden se acercó corriendo -. ¿Cómo vamos a colgar las hamacas? Eliza dice que hay que colgarlas a las vigas del techo, pero no estarán listas hasta dentro de unos días. Se me ocurrió...
- Enseguida regreso - le interrumpió Wells. La chica lo miró como si se sintiera ofendida -. Estoy seguro de que Eliza y tú están haciendo un buen trabajo. No tardo nada.
Wells miró por encima de su hombro y empezó a andar hacia el lindero del bosque. Necesitaba quedarse un momento a solas para poder pensar. Avanzó despacio y se dió cuenta que este era el lugar exacto en donde había besado a Clarke por primera vez, pero ella se había ido con Bellamy a recorrer la tierra. Cuando los vio partir, se le rompió el corazón. Si ella supiera todo lo que había hecho para que también lo envíen a la tierra con ella, todo cambiaría. Había arriesgado todo, por nada.
Dejó el bosque y regreso con Asher. Mientras este recogía los troncos que había cortado. Bellamy y Clarke se encontraron con ellos, sin querer. Se habían perdido en el bosque y habían dado vueltas.
- ¿Tan rápido terminó su paseo? - dijo Wells y luego se arrepintió. Clarke lo miró y no le hizo caso. Bellamy avanzó hasta una roca grande y se sentó pensativo, como si estuviera reflexionando sobre algo.
Wells veía como Asher le hablaba, pero él solo estaba concentrado en Clarke. Ella estaba recogiendo un tronco que había rodado varios metros. Se paró en seco, lo miró y empezó a hablar.
- Encontramos algo muy raro en el otro lado del...
El grito de Asher la interrumpió. A Wells se le heló la sangre. Volteó y vio un animal que nunca había visto en su vida. Tenía las patas largas y flacuhas, casi huesudas, el tórax ancho y esquelético. Tenía tres ojos rojos, como el fuego, una cola larga y un gran ocico con colmillos filosos, que estaba utilizando para triturar a Asher que solo miraba con terror.
- ¡Corran! - gritó con todas sus fuerzas, y se puso en marcha. Dos bestias más salieron entre los árboles y empezaron a perseguir a Bellamy, quien corrió y se confundió en el bosque.
Wells agarró de la mano a Clarke y corrieron sin parar, mientras la bestia que se había comido a Asher los perseguía. Escuchaban el sonido del agua caer con fuerza y se dieron cuenta que estaban cerca de una cascada. Llegaron hasta lo alto. El sudor y el miedo los invadió totalmente, pero ellos estaban seguros que no podían morir ahora. Su agarre se hizo más fuerte que sus nudillos se pusieron blancos. La bestia los acorraló, mientras se lamía las manchas de sangre que tenía en el ocico. Alternaba sus tres ojos entre Wells y Clarke, hasta que finalmente se lanzó sobre ella. Wells, sin dudarlo, la empujó dejándola lejos del alcance de sus garras. Ella rodó, mientras Wells y la bestia impactaron y giraron hasta el límite. Él se paró y empezó a correr, pero la bestia le enredó la pierna con su cola y lo arrastró hacia al vacío.
- ¡Wells! - el grito de Clarke se perdió en el aire.
Fin.


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